En la sociedad de consumo y
producción a gran escala que tenemos hoy día es muy difícil mezclar estos dos
términos: Economía y Medioambiente.
En este artículo os voy a enseñar,
aunque cueste de creer, que estos dos conceptos van cogidos de la mano.
Desde la Revolución Industrial
hasta hoy día el incremento del consumo humano se ha disparado. Para poder
producir bienes y servicios hace falta un capital natural que viene dado por
los recursos naturales. Como ya sabemos, los recursos naturales no son
ilimitados, si no que tienen una capacidad de regeneración limitada en el
tiempo. El medioambiente influye directamente en la economía ya que ésta se
abastece de los recursos de los que dispone. Los recursos naturales tienen
funciones como la regulación del clima, la protección del agua, mantenimiento
de recursos biológicos, etc., por lo que no pueden ser considerados recursos no
productivos, como tradicionalmente se les venia conceptuando, sino que deben
ser considerados, en su conjunto, como capital natural.
De la
necesidad de poder comprender el funcionamiento de los ecosistemas y a la vez
mantener un nivel productivo eficiente para la satisfacción de la demanda por
parte de los consumidores nace el concepto de Economía Ambiental.
La Economía Ambiental
es una disciplina nacida dentro del ámbito de la economía que trata de aplicar
los instrumentos analíticos de la economía convencional al análisis de las
decisiones de los agentes económicos que tienen influencia en el medio
ambiente. Como rama especializada de la economía, plantea el estudio de los
problemas ambientales desde el punto de vista económico. A través de la
economía ambiental se buscan soluciones de tipo económico al problema de
incompatibilidad entre los usos individuales o privados y los usos sociales o
colectivos que se les da a los recursos naturales.
Los modelos
de desarrollo económico están evolucionando según el modelo asiático “Just In Time” (Justo a tiempo) en el
que se produce lo justo y necesario, en el momento adecuado y sin necesidad de
almacenamiento de stocks. Todo esto genera un aumento en la productividad y
promueve el uso racional y eficiente de los recursos naturales atendiendo a la “ley de los rendimientos decrecientes”
Este es un
claro ejemplo que nos dice que se puede compaginar el medioambiente con el
desarrollo económico. No sólo se puede pensar en producir y producir sin más,
ya que la explotación de los recursos puede sobrepasar la capacidad de carga de
los ecosistemas y llevarlos a su agotamiento y contaminación.
Otro ejemplo
es que el tratamiento adecuado y el mantenimiento de nuestros bosques, puede
generar puestos de trabajo, invirtiendo en protección y prevención, haciendo
aumentar el PIB del país y aumentando la cantidad monetaria en circulación.
Como
conclusión, tenemos que darnos cuenta de que tenemos que reducir nuestro
consumo y el nivel de producción. En vez de producir más, producir menos y
mejor. De esta forma ayudará en la contribución de la mejora de la
competitividad de las grandes empresas en el papel de la globalización a la vez
que promueve la conservación y explotación razonable de los recursos naturales
manteniendo los ecosistemas en buen estado ecológico.
Por último os
dejo con una pregunta que me gustaría que respondierais: Si tú vas un día al
campo rodeado de naturaleza y tranquilidad y tienes un sensación saludable,
¿Puedes ponerle precio a ese sentimiento?
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MUY BUEN ARTICULO Y INVESTIGACION CON RESPECTO A LA PREGUNTA NO NO TIENE PRECIO ESE SENTIMIENTO LASTIMA QUE LOS GRANDES HUNDIDORES DEL PLANETA DESCONOCEN EL SIGNIFICADO DE ESTA PALABRA.-Silvana Centurión.-
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Me alegro que te haya gustado =)
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