lunes, 16 de marzo de 2015

El ciudadano español y las ciudades sostenibles


En la Unión Europea se estableció un programa para todas las ciudades europeas para desarrollar unos planes sostenibles. Que las ciudades europeas apuesten por un desarrollo sostenible que disminuya los impactos negativos producidos al medioambiente derivados de las actividades industriales, los servicios, el turismo y las actividades cotidianas. La labor de las administraciones públicas es vital para el cumplimiento de los objetivos sostenibles, pero, el ciudadano de a pie también debe de ser responsable para que dichos objetivos se puedan cumplir. ¿En España somos responsables de los impactos negativos que provocamos?
 


Como ciudadanos, individualmente el impacto que provocamos es muy pequeño, pero el problema es que en España somos más de 45 millones de habitantes. 45 millones de personas consumiendo agua, contaminándola con jabón, aceite y demás, consumiendo electricidad, contaminando el aire con nuestros coches, etc. Las administraciones se tienen que encargar de desarrollar políticas que nos permitan a los ciudadanos provocar menos impactos al medioambiente. En España, la legislación ambiental es abundante y muy buena, sin embargo el esfuerzo político y del ciudadano por cumplir dicha ley es penoso.


En otro países de la Unión Europea como por ejemplo Suecia no ocurre esto. Mientras que aquí en España tenemos miles de leyes sobre medioambiente, allí solo tienen 2. Sin embargo están muy desarrolladas. El ciudadano sueco y el ciudadano español tienen valores éticos y morales muy distintos. Los suecos no irrumpen la norma ambiental ya que sienten como si se estuvieran traicionando a sí mismos y a su país. Todo lo contrario al ciudadano español. El ciudadano español, siempre que puede y tiene la opción, se salta la ley ambiental y no ambiental, y lo peor es que se siente como más inteligente que la administración al decir "mira yo no he hecho esto y no me han pillado, que listo soy". Para nada nos sentimos mal con nosotros mismos y menos con nuestro país. ¿Cómo nos vamos a sentir mal si nos hemos librado de una multa o de algo peor? Ése es el valor que tiene el ciudadano español y es uno de los problemas más grandes que existen con el cumplimiento de las normas ambientales.


El ejemplo más claro era con la ley de costas. La ley de costas vigente desde 1988 hasta 2013, no permitía la construcción en 100 metros desde la línea de ribera del mar por ser dominio público marítimo-terrestre. Sin embargo, los españoles se han dedicado a construir chiringuitos por todas las playas irrumpiendo esa norma. En 2013, con la infinidad de chiringuitos ilegales que existen, era más fácil hacerlos legales que tener que sancionarlos a todos, por lo que se reformó la ley de costas y esos 100 metros se quedaron en sólo 20. Esto conlleva no sólo a que los chiringuitos sean legales si no que fomente a la construcción de nuevos chiringuitos con la consecuente degradación de las playas.





Los ciudadanos deben de ser responsables con lo que hacen ya que es nuestro entorno el que lo paga y al final somos nosotros los que sufrimos las consecuencias ya que vivimos en entornos más degradados y con menos diversidad.



 

2 comentarios:

  1. Interesante articulo, genial para conocer de forma escueta la situacion actual. Personalmente, se debería educar y propiciar el interés en el invididuo, en cambio, se centran en la penalización

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