Aunque se hable de coches autónomos con relativa prontitud, aún queda mucho que hacer para que este tipo de vehículos se establezca como algo común en las carreteras. Existen numerosos problemas tecnológicos, sociales y legales que lidiar como para poder utilizarlos a plena seguridad.
Un
análisis realizado en la población da como resultado una desconfianza, inseguridad, miedo y estrés ante la conducción
autónoma por parte de los conductores. Ante las noticias del atropello de
una persona por un vehículo autónomo y la idea de conducir sin mirar a la
carretera, siembra el pánico en los españoles.